Yo,
Ester de Farnesio, hago llegar a Don Felipe, infante de Castilla, la
información que me pidió sobre el fuerte de Rochester, en tierras
inglesas, y que con vuestro permiso anunciaré en la Gaceta de la Orden a mi regreso de este reino al mío, que es también el vuestro.
Rochester,
como sabéis, es lugar bien conocido en Inglaterra a causa de
los acontecimientos que en él se desarrollaron durante el año de
1215, cuando algunos nobles osaron cuestionar la autoridad del rey
Juan I, al que aquí apodan el “Sin Tierra”, ocasionando grandes
daños en el castillo que os interesa, reparado posteriormente por su
sucesor, Enrique III, quien edificó unas dependencias en el patio de
armas para mayor comodidad durante sus estancias en Rochester (1).
De
nuevo, los Barones ingleses han protagonizado una insurrección
durante los recientes años de 1264 y 1265, en este caso contra
Enrique III de Inglaterra, encabezados por Simón de Montfort, conde de Leicester. Su objetivo era capturar el
castillo, que se encontraba en manos de una guarnición realista,
para lo que organizó un asedio junto a su aliado Roger de Leybourne
y algunos nobles más, de forma que, controlando Rochester, tendrían
la zona asegurada junto a los rebeldes de Londres y evitarían un
levantamiento a favor del monarca en Kent. Utilizando la Catedral como
retaguardia, los Barones entraron en el patio de armas, donde las
tropas reales habían quemado y destruido las dependencias de Enrique
III y la casa de los guardias para evitar el asentamiento de los
atacantes, al tiempo que los defensores se habían refugiado en la
famosa torre (2). Los
nobles ingleses recurrieron a toda serie de técnicas poliorcéticas
de admirable novedad, entre las que destacan los numerosos minados de
muros, los cuales han dejado su huella en el edificio.
Torre del homenaje vista desde la esquina S. E. Fuente: http://www.english-heritage.org.uk/visit/places/rochester-castle/history/
Cuando
la guarnición real estaba a punto de rendirse, la deserción de
Londres y la cercanía del ejército real obligó a Montfort a
levantar el sitio, si bien la derrota del monarca se produjo algunos
días más tarde en Sussex, lo que permitió a los Barones hacerse
definitivamente con el castillo, que un año más tarde regresaba a
manos reales tras la recuperación del reino por parte del
cuestionado Enrique III (3).
Algunas
estructuras, como la casa de los guardias, donde me hospedo y desde
la cual os escribo, han sido reconstruidas, aunque los palacios del
patio de armas siguen en un estado lamentable y en proceso de
destrucción total (4). Ya
se observan, a través de las maderas quemadas y caídas, los
mechinales donde se insertaba la tablazón que sostenía el suelo del
segundo piso, sobre el cual cayó el tejado y, por el peso, todo ello
se derrumbó sobre el primer piso, donde se ubicaban las cocinas y
establos, rasgando los tapices y paños, muy deteriorados ya por las lluvias
y el fuego, estando todo ello cubierto por unas paredes de madera y adobe estucado
sobre un zócalo de piedra que hoy comienza a derrumbarse sobre los
restos del tejado ya caídos. Las ventanas que hace una década daban
luz al complejo residencial hoy suponen un peligro para la seguridad
y defensa del castillo, por lo que se han cegado, dejando una clara
señal en el lienzo
oeste, engrosado a comienzos de este siglo para aguantar el empuje
del edificio ahora en ruinas (5).
Lienzo Oeste de la muralla, con los mechinales y arcos apuntados cegados, pertenecientes a las dependencias edificadas por Enrique III en 1220. Fuente: http://www.english-heritage.org.uk/visit/places/rochester-castle/history/description/
El
alguacil, que reside en la torre, me ha confesado que uno de los
guardias, John Potyn, roba el plomo, la madera, las tejas y los
sillares, mas no le denuncia al obtener un beneficio por permitir el
expolio, lo que me gustaría resaltar, con vuestro permiso, en el
noticiario, con el fin de evitar tal ultraje (6).
La
torre del homenaje, os confieso, es una maravilla arquitectónica (7). La
parte S.E. presenta una fábrica diferente al resto del edificio,
separándola unos 100 años y un conflicto, pues fue minada durante
la Primera Guerra de los Barones y reconstruida con planta circular,
mientras que las edificadas en el siglo XII son de planta cuadrada,
habiendo aumentado la eficacia defensiva con el nuevo diseño de la
torre destruida al estar preparada para desviar los impactos recibidos por la artillería (8). Un
tabique divide en altura la torre, y a la parte norte se adosa un
edificio (9) con
un aljibe que distribuye el agua a las diferentes estancias de la
fortificación a través de canales en pendiente insertos en el
tabique divisorio (10). Durante
esta segunda Guerra de los Barones, al igual que ocurrió con la
torre S.E. durante la Primera, el minado de los muros de la muralla y
de la torre ha provocado enormes daños en la estructura del
castillo que, según me han indicado, serán reparados en no
demasiado tiempo (11).
Interior de la torre del homenaje. Fuente: http://www.english-heritage.org.uk/visit/places/rochester-castle/history/significance/
Desde
la torre se controla todo el río Medway hacia su desembocadura, así como un vado
que recibe un enorme tránsito comercial al ser un punto esencial de articulación del territorio. Las murallas, por su parte, están reforzadas
por torres de planta cuadrada insertas en el lienzo de la muralla y
ligeramente proyectadas hacia el exterior, adelantando la línea de
defensa, si bien no llegan a alcanzar la perfección de las defensas
de nuestro amado Reino de Castilla. Aún se conserva parte de la
muralla original, del siglo XI, identificada por el empleo de un
mortero distinto (12) al
de la defensa del siglo XII y la reconstrucción del siglo XIII,
edificada esta primera fase tras la batalla de Hastings, lo que no es
sino reflejo de la importancia que este lugar tuvo desde el inicio de
su historia para el control del paso del río.
Dibujo del castillo de Samuel and Nathaniel Buck (1735). Fuente: http://www.english-heritage.org.uk/visit/places/rochester-castle/history/sources/
Así
pues, yo, Ester de Farnesio, os deseo salud y gracia a vos, Don
Felipe de Castilla, hermano de nuestro señor el rey Don Alfonso, que
en buena gracia esté, a treinta días del mes de diciembre del año
del nacimiento de nuestro señor Jesucristo de mil doscientos sesenta
y cuatro años.
BILIOGRAFÍA
Vista del castillo desde el río Medway. Fuente: http://www.english-heritage.org.uk/visit/places/rochester-castle/history/research/
BILIOGRAFÍA
ASHBEE,
J. (2013):
Rochester Castle.
London: English Heritage.
BENNETT,
M. et al.
(2007): Técnicas
bélicas del mundo medieval.
Madrid: Libsa.
DRURY, P. y PEATS, R.
(2009a): ``Rochester Castle Conservation Plan Part 1: Understanding
and Significance´´, The Paul Drury Partnership,
Teddington, pp. 1-53. (Inédito:
http://democracy.medway.gov.uk/mgConvert2PDF.aspx?id=3790).
DRURY, P. y PEATS, R.
(2009b): ``Rochester Castle Conservation Plan Part 2: Understanding
and Significance´´. The Paul Drury Partnership, Teddington,
pp. 54-102. (Inédito:
http://www.english-heritage.org.uk/daysout/properties/rochester-castle/history-and-research/sources/
).
GRAVETT,
C., (2003): Norman Stone Castles (1): The British Isles
1066-1216, Oxford: Osprey
Publishing.
MORA
- FIGUEROA, L. (2006): Glosario de Arquitectura Defensiva
Medieval. Madrid: Ministerio de
Defensa.
PAYNE, G. (1905): “The
reparation of Rochester Castle”,
Archaeologia Cantiana,
27, pp. 177-192.
(1) DRURY, P. y PEATS, R.,
``Rochester Castle Conservation Plan Part 1: Understanding and
Significance´´, The Paul Drury Partnership, Teddington,
2009a, pp. 48.
(2) ASHBEE,
Rochester Castle, London,
English Heritage, 2013,
pp. 34.
(3) ASHBEE, Rochester..., pp.
34.
(4) Las
reparaciones tuvieron lugar entre 1272 y 1367, si bien no fueron muy
relevantes. DRURY, P. y PEATS, R., ``Rochester Castle...”, pp. 49.
(5) DRURY, P. y PEATS, R.,
``Rochester Castle...”, pp. 39.
(6) ASHBEE, Rochester..., pp.
34.
(7) La
característica principal de la fortificación es la torre del
homenaje de planta cuadrada, construida por William de Corbeil en
1136 y situada en el S.E. del recinto amurallado. Se trata de en una
torre de cuatro pisos, con cuatro torreones también de planta
cuadrada en las esquinas y una entrada en altura protegida por una
escalera abovedada. Las torres N.E. y S.O. tienen escaleras de
caracol en toda su altura, y la N.O. alberga pequeñas cámaras con
una organización similar a la que pudo tener la torre S.E. original,
hoy perdida tras los daños producidos por el asedio durante la
Primera Guerra de los Barones, dado que fue minada. Los demás
compartimentos están integrados en galerías embebidas en el grosor
de las paredes Norte y Sur, estando espacio principal interno
dividido en dos partes iguales separadas por un muro central que
discurre de E. a O. La entrada principal, vigilada por un rastrillo,
está situada en este primer piso, tal como comentan ASHBEE,
J., Rochester
Castle,
London, English Heritage, 2013., y PAYNE, G., “The reparation of
Rochester Castle”, Archaeologia
Cantiana,
27, 1905, quien sugiere que el primer piso debió ser sólido, sin
sótanos, ya que el nivel del suelo actual se debe a las excavaciones
dirigidas por él mismo en 1905. Hay un postigo en el lado Este,
cercano a la escalera N.E., que parece postmedieval y que daría paso a un
puente de madera sobre el río, conectado con el pie de la muralla.
(8) DRURY,
P. y PEATS, R. , ``Rochester Castle...”, pp. 42.
(9) DRURY, P. y PEATS, R. , ``Rochester Castle...”, pp. 47.
(10) GRAVETT,
C., Norman Stone
Castles (1): The British Isles 1066-1216,
Oxford: Osprey Publishing, 2003, pp. 33.
(11) Para
desarrollar esta técnica de asedio se necesitó un gran número de
individuos. El minado de los muros es una práctica habitual cuando
no es factible alcanzar el interior de la fortaleza por la parte
superior de la muralla y consiste en la excavación de
un túnel entibado bajo las murallas, cuyo andamiaje se quema una vez terminada la obra. Así, túnel y muralla se hundían. BENNETT,
M.
et al.,
Técnicas
bélicas del mundo medieval,
Madrid, Libsa, 2007, pp. 185; MORA - FIGUEROA, L., Glosario
de Arquitectura Defensiva Medieval,
2006, pp. 137.
(12) DRURY, P. y PEATS, R. , ``Rochester Castle...”, pp. 47.
Fdo.: Ester de Farnesio
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