Buenas noches trasnochadores varios,
hoy os traigo una noticia sobre la ruta comercial del río Dniéper, puesto que la Orden ha estado investigando en profundidad para averiguar por qué la crisis azota este mercado antaño tan pujante. En titulares:
LOS COMERCIANTES VAREGOS ESPERAN MEJORES
TIEMPOS
Los varegos, escandinavos procedentes de la actual Suecia, eran
sociedades con un constructo político, cosmológico y social muy parecido a los
también escandinavos vikingos, aunque a diferencias de éstos, basaban su
economía en los intercambios comerciales en lugar de las razias habituales de
los vikingos. A diferencia de sus vecinos, los varegos optaron por seguir la
ruta del E de Europa en sus exploraciones, esto es, a través de las actuales Bielorrusia, Rusia y
Ucrania gracias a la navegación por el Dniéper. De esta manera, la ruta
comercial se instauró a partir de los periplos mercantiles que los comerciantes
varegos comenzaron a experimentar en los siglos IX y X, llegando a realizar
intercambios con la capital del Imperio Bizantino. No se trataba, no obstante,
de una ruta unidireccional, sino que existía una reciprocidad de intercambios,
ya que era la economía imperante en Escandinavia: los varegos proporcionaban a
Constantinopla feroces tropas auxiliares, esclavos, pieles o embarcaciones; y
recibían a cambio objetos manufacturados de lujo, además de monedas.
Mapa de las rutas comerciales del E de Europa. En morado, la ruta del Dniéper.
(Fuente: Wikipedia)
Se trataba pues, de un comercio enormemente beneficioso para ambas
partes: Bizancio comerciaba con el Mediterráneo circundante, dado que para
comerciar con el área del Báltico sería necesario contar con unos barcos
especialmente diseñados para navegar por los peligrosos rápidos del Dniéper. Ya
que los varegos eran los que se desplazaban, a cambio de objetos de lujo obtenían
esclavos, pieles, embarcaciones y armas, elementos de primer orden para un
imperio. Por su parte, las monedas bizantinas nos dan cronología porque solo
tienen valor durante el gobierno del emperador en cuestión, por lo que se daban
salida a estas monedas en el comercio. En zonas sin acuñación monetaria la
moneda valía por su valor intrínseco, no por la tasa que se le impusiera, de
manera que para los comerciantes varegos las monedas no tenían límite temporal.
Arqueológicamente podemos rastrear estos intercambios a partir de la
distribución geoespacial de las monedas bizantinas: concentradas en la zona de
la actual Suecia, más específicamente el 91% de los hallazgos se encuadraba en
el área de Gotland. Además, se encuentran pequeños atesoramientos de estas
monedas de oro y plata, para protegerlas de saqueadores o impuestos durante los
tiempos difíciles, lo que implica una gran valoración social del objeto si se
ve en necesidad de protegerlo. También sabemos por las fuentes escritas que el
gobierno se encargaba de controlar el comercio, desde el Rus de Kiev hasta
Constantinopla, lo que implica estructuras políticas relativamente complejas
que permitan administrar una red comercial de gran recorrido.
Fuentes escritas también hay: desde runas vikingas que hablan de
intercambios de oro con Bizancio, y la muerte en las rutas comerciales debido a
la peligrosa navegación por el Dniéper hasta relatos literarios de personajes
destacados, como la saga de Egil Skallagrímson.
Copia de la runa G280, que habla sobre los peligros de navegar por el Dniéper
Respecto a los lugares citados, el Rus de Kiev fue una federación de
tribus eslavas bajo el mandato de la dinastía Rúrika, supuestamente de origen
varego. Este Rus llegó a obtener una gran importancia estratégica y comercial,
hasta su disolución en el s. XIII consecuencia de la invasión de las tribus de
las estepas a cargo del general de Gengis Khan, Subotai. No obstante, fue a
raíz de esta disolución que hubo varios principados descendientes del Rus que
empezaron a adquirir cierto poder, entre ellos el de Moscú, el cual se recoge
fue colaboracionista con las tropas de Subotai, después de que éstas quemaran
la ciudad, de manera que a pesar del fuego la ciudad quedó relativamente a
salvo de los mongoles.
Por último, el Harald de nuestra historia está inspirado en Harald III
de Noruega, rey vikingo que gobernó en el s. XI y al que se conoce por su mano
dura. Como rey, viajó durante 14 años, extendiendo su periplo hasta Rusia e
incluso Constantinopla, donde prestó servicio a los ejércitos como miembro de
la guardia varega. Esta guardia era la unidad de élite del Imperio Bizantino,
que estuvo vigente desde el siglo X hasta el XV como guardia personal del
emperador. Su fundación se atribuye a la mejora de las relaciones con el Rus de
Kiev en el s. X, cuando el príncipe Vladimir de Kiev se cristianizó –y con ello
el Rus- al tomar en matrimonio a la hermana del emperador bizantino Basilio II,
Ana Porfirogéneta. Así, las tropas auxiliares se incorporaron como un elemento
más de la red comercial, dado que los hombres del norte se caracterizaban por
su gran ferocidad en batalla.
Ejemplos de monedas bizantinas halladas en Suecia
(Fuente: Elisabeth Piltz)
-Artículo de Elisabeth Piltz –profesora de Arte Bizantino- sobre el
comercio varego http://faculty.uml.edu/Ethan_Spanier/Teaching/documents/CP22aVarangian.pdf
-Web del Gabinete Real de Monedas y Medallas Sueco
María, hija de Rui, la primera de su nombre.
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