sábado, 14 de noviembre de 2015

Romance a la "vikinga"

Retransmite desde el Valhala; Alicia de Arco.

Como podéis ver, nuestro scriptorium portátil está saturado de noticias más frescas que el salmón norte, y esta noche os traemos noticias desde los lugares más recónditos de Europa:

“Pareja de amantes nórdicos(1), pillados in fraganti mandándose ardientes mensajes de amor”. 

Tal y como mencioné en mi presentación, una de las cosas que más me apasiona del mundo de la Arqueología en general son los vikingos, desde su época más remota, allá por la Prehistoria/Protohistoria, y por su puesto su época durante la Edad Media. Así que una sección dedicada a estos grandes comerciantes y bersekers(2) por mi parte no podía faltar. En concreto, esta noticia hace referencia a la aparición en contexto arqueológico en países escandinavos, de piezas con inscripciones rúnicas y por tanto epigráficas, algo que actualmente constituye una de las fuentes de información y herramientas de trabajo más relevantes en nuestro campo.

Así pues, la noticia sobre una inscripción datada en el siglo XIII, que fue escrita en una vara de madera, y su mensaje dice: “dame un beso”, en su transliteración más similar al castellano. Usa un simple código numérico escrito en runas. Fue descubierto en contexto arqueológico en Noruega, concretamente en Bergen Wharf. Este mensaje fue descifrado por K. Jonas Nordby, un runólogo, que estaba realizando su doctorado en la Universidad de Oslo, Noruega. Este descubrimiento, protagonista de mi historia, no fue el único que realizó Nordby, ni el más notable.

Tras varios años realizando el doctorado, ha sido capaz de traducir varias inscripciones cuyo significado hasta la fecha se desconocía, ya que estaban escritas en el código rúnico de Jötunvillur, datado en torno a los ss. XII y XIII d.C., y que se dio en toda Escandinavia. Lo hizo gracias a una varilla de madera conservada del s. XIII aproximadamente, que contenía la inscripción de dos nombres masculinos; Sigurd y Lavrans, quienes habían tallado su nombre en el código y en runas estándar (en el Futhark de la época). Fue encontrado en Bergen Wharf, un muelle hanseático de Noruega. Otro código similar fue descubierto en Skara, en la provincia de Västra Götaland (Suecia), y su mensaje ha sido traducido al inglés como If you can! (¡Si tu puedes!).


Cuatro imágenes de los fragmentos de inscripciones con ráð þat. Empezando por arriba, la pieza Vg Fv1992-172 del yacimiento de Skara (fotografía de  Bengt A. Lundberg; © Junta de patrimonio Nacional Sueco, Estocolmo), la siguiente A200, de Gamlebyen, Oslo (dibujo del autor, Nordby), la siguiente B323, de Bergen (fotografía de Aslak Liestøl; © Museo de Historia Cultural, Universidad de Oslo), y la última al final la pieza B235, también de Bergen (fotografía de Kristel Zilmer). Fuente: Nordbly, 2012.  

En total, ha estudiado y descifrado cinco inscripciones de este tipo, todos ellos con caracteres rúnicos similares, que han aparecido en diferentes lugares: Sigtuna (cerca de Estocolmo, Suecia), Skara (Suecia), Oslo (Noruega) y Bergen Wharf (Noruega). Se caracterizan por haber sido hallados en la década de los 90 en contextos arqueológicos urbanos (tres de ellos en madera y dos en hueso), y todos ellos datan del “Late Viking Age”, en la Alta Edad Media. Pese a la gran cantidad de artículos en periódicos en red que hay, así como blogs y demás sitios online, por el momento sólo hay un artículo científico, escrito por el profesor Nordby (Nordby 2012).

Finalmente, los estudios realizados sobre estos sistemas de comunicación han concluido que no se trata de exactamente un sistema de escritura, sino más bien, tal y como afirma su traductor: “lo más parecido a los SMS de la Edad Media”. Serían la forma coloquial de comunicación entre las personas, y se usaría para enviar mensajes cortos y cotidianos, tales como el anterior de “dame un beso”. El código Jötunvillur es uno de ellos, pero habría otros más, como podemos ver (códigos numéricos, etc.).
Fragmento óseo con la inscripción "kiss me", encontrado en el yacimiento de Sigtuna, en Suecia. Fotografía de K. Jonas Nordby. Fuente: http://sciencenordic.com/mysterious-code-viking-runes-cracked

Por ejemplo, Henrik Williams, profesor del Departamento de Lenguas escandinavas de la Universidad de Uppsala (Suecia) y experto en runas, avala el descubrimiento: "Above all, it helps us understand that there were more codes than we were aware of. Each runic inscription we interpret raises our hopes of soon being able to read more. This is pure detective work and each new method improves our chances". En definitiva, estos pequeños pasos a la ciencia nos dicen mucho acerca de la gracia y la innovación de la gente, y nos permiten acercarnos de un modo u otro, a los pensamientos de las personas que vivían en aquellos tiempos a través de la comprensión de sus códigos. Además, esto nos demuestra que el uso de códigos no se limitaba a cuestiones políticas, económicas, o religiosas; lo cotidiano también forma parte de la arqueología y de la historia, y supone avances muy significativos en el conocimiento.

Que los dioses vikingos nos guarden en su gloria… ¡y que Odín nos guarde un sitio en su mesa!
o   Bibliografía

NORDBLY, J.K. (2012): “Ráð þat, If You Can!”, Futhark, International Journal of Runic Studies (3): 81-88.

VELASCO, M. (2012): Breve Historia de los Vikingos, Madrid: Nowtilus

UiO, Museum of Cultural History. Especial interés en el catálogo de colecciones (The Norwegian Archaeological Collection; Oldsaksamlingen). Disponible en: http://www.khm.uio.no/english/




Archaeology Magazine, a Publication of the Archaeological Institute of America. Disponible en: http://archaeology.org/news/1827-140212-viking-runes-code



(1) Me refiero a esta pareja como “nórdicos”, y no estrictamente como “vikingos”, como sí lo haré más tarde de manera uniforme, ya que  todo en esta Gaceta tiene su por qué… El término  vikingo proviene del nórdico antiguo víkingr, y evolucionó posteriormente al inglés como viking, siendo así adoptado de manera estándar por el resto de lenguas del continente europeo. Sin embargo, este término servía sólo para denominar aquellas personas de estos pueblos del norte que se dedicaban al pillaje, el robo y el incendio. Pero lo cierto es que no todos eran así ni mucho menos, como ya se sabe en el campo de la historia y arqueología. Pese a ello, este término fue el que se expandió de manera generalizada (Velasco 2012: 23).

(2) El término berserker (del nórdico antiguo ulfhednar) hace referencia a los guerreros que combatían pelo en pecho, literalmente, pues se caracterizaban por no llevar más protección que simples pieles, e iban a la batalla semidesnudos, en un estado de trance casi hipnótico, descargando toda su furia y fuerza contra un enemigo que en muchas ocasiones huía despavorido ante el espectáculo que debía suponer ver a todo un escuadrón de vikingos armados hasta los dientes con hachas y escudos, con el rostro y el cuerpo pintado con sangre, saltando de los drakkars antes incluso de llegar a tierra (Velasco 2008: 63-66). Yo también me replantaría aquello de “poner los pies en polvorosa”.

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