viernes, 8 de enero de 2016

Aquí de nuevo

¡Buenas noches intrépidos lectores y lectoras!
En esta ocasión no es motivo de festejo la noticia que hoy la Orden os trae, puesto que un terrible conflicto azota el norte peninsular:

GUERRA MÁS ALLÁ DE LOS PIRINEOS 
Pedro II de Aragón y Simón de Monfort se ven las caras en Muret

El 12 de Septiembre de 1213 la localidad occitana de Muret se convirtió en escenario del desenlace de las tensiones entre el Reino de Francia y la Corona de Aragón, consecuencia del desarrollo de la herejía cátara en el sur francés. La cruzada contra esta herejía comenzó en el año 1209, debido a la persecución ejecutada por el papado desde Roma y desde el norte de Francia, por orden de la dinastía Capeta. La guerra tuvo varias fases, pero dentro de la primera es donde se encuadra la famosa batalla de Muret, la cual contó con la implicación de  la Corona de Aragón. 
El desarrollo de la guerra acabó por dar la victoria al bando de Simón de Monfort, resultando muerto el rey Pedro en batalla. Debido a su colaboración con los supuestos herejes, fue excomulgado por el papa Inocencio III (ver noticia sobre el papa). De esta manera, su cuerpo fue enterrado en los Hospitalarios de Toulouse, hasta que en 1217, tras la muerte del anterior papa, Honorio III autorizara el traslado de sus restos, que fueron enterrados fuera del recinto del Monasterio de Santa María de Sigena. El rey Pedro, de gran convicción católica, de esta manera, no pudo tener un enterramiento propiamente cristiano como correspondía a su condición real. Además, a excepción de la tumba de Pedro III de Aragón, todas las tumbas de los monarcas de este reino fueron profanadas a comienzos de la Guerra Civil Española, consecuencia de un movimiento anticlerical aragonés. De esta manera, es imposible para la antropología física analizar los restos del rey para determinar su muerte durante la batalla, y hace difícil a la arqueología estudiar el estado de su tumba. 
Una de las consecuencias directas de esta batalla fue el cierre de los Pirineos como vía comercial hacia Europa, de manera que se vio incrementado el comercio marítimo, favoreciendo así, de rebote, a los comerciantes catalanes, que vieron en esta época una oportunidad de ampliar sus horizontes geográficos. Así, salieron a comerciar con el Norte de África, la cual proporcionó a Europa durante mucho tiempo el excedente de cereal (trigo, cebada y mijo), hecho que favoreció el abastecimiento de la Corona de Aragón en tiempos de inestabilidad política. Esta inestabilidad respondía a que el hijo del rey fallecido, Jaime I de Aragón, era aún un niño cuando heredó la corona, además de huérfano, con lo que había pasado a manos de Simón de Monfort. Así, Inocencio III finalmente, mediante una bula papal, obligó al caballero a devolver al futuro rey al Temple de Aragón, donde fue educado. Así, esta batalla cambió el curso de los acontecimientos del reino peninsular, además de provocar una gran crisis religiosa que no se solucionará hasta el fin de la cruzada albigense en 1244, cuando el movimiento cátaro es sofocado.

BIBLIOGRAFÍA

-Alvira Cabrer, E. (2003): Guerra e ideología en la España medieval: cultura y actitudes históricas ente el giro de principios del siglo XIII. Batallas de las Navas de Tolosa (1212) y Muret (1213), Universidad Complutense de Madrid, Madrid. 

Seguiremos informando.
María, hija de Rui, la primera de su nombre.

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